Historia

UNA ACADEMIA CRISTIANA PARA UN PUEBLO RELIGIOSO

Historia de la Academia Adventista Central Ramón Rivera Pérez

El pueblo de San Sebastián de las Vegas del Pepino, es uno de los pueblos más  hospitalarios  y religiosos de Puerto Rico. Como todos los pueblos del interior de la isla se disfruta de paz y seguridad. Allí se respira un ambiente de campo donde se puede percibir la presencia de Dios. Un pueblo religioso por autonomía. Tenemos en San Sebastián  15 dinámicas iglesias adventistas que glorifican el nombre de Dios, amén de otras iglesias de diferentes denominaciones.

La Academia Adventista Central,  Ramón Rivera Pérez de San Sebastián, nace como toda escuela de iglesia en las facilidades del templo de Piedras Blancas, bajo la inspiración de Dios y con la sana visión del extinto pastor, Félix Ríos. En el año 1967, se tomó la sabia decisión de iniciar una pequeña escuela donde se pudiera  ofrecer los grados iníciales de kínder y primer grado. Como no había espacio suficiente se optó por dar sus clases en dos periodos: en la mañana el primer grado y en la tarde el kínder. Gracias a Dios, esta tarea se hizo realidad con la construcción de dos salones, y con el trabajo de la Srta. Zoraida Torres como pionera en la enseñanza de ese primer año. El segundo año fue sustituida por la maestra Abda Vélez. Al tercer año, continuó en la pequeña escuela, la maestra Guillermina Boneta, y así sucesivamente.

Los grupos se inician  con siete estudiantes de primer grado y seis de kindergarten. Un total de solo trece. Estos risueños niños, hoy hombres de bien, en su mayoría, se mantienen en las filas de nuestra fe y dan testimonio de lo efectivo que es la educación cristiana. De este pequeño grupo  algunos son  profesionales de prestigio, y hoy sirven a nuestra comunidad en diversas áreas. Algunos de ellos, como la señora Diana Morales, educadora de excelencia, y el Sr. Luis E. Cardona, trabajador destacado en el Departamento de Justicia de Puerto Rico.

Una vez la academia progresó y aumentaron  sus estudiantes, lamentablemente, no  contaba con  las facilidades necesarias que honraran la obra educativa y glorificaran  el nombre de Dios. San Sebastián es un pueblo agrícola y muy religioso como lo hemos afirmado,  espera grandes cosas de la Iglesia Adventista, como la construcción de una escuela que honre su nombre. Es entonces que se hace imperativo buscar un terreno para lograr dicho objetivo  y construir una  nueva escuela que pudiera albergar al crecido número de estudiantes, y con espacio suficiente para que los estudiantes tengan otros beneficios.

Mientras se buscaba terreno para una escuela más grande, se construyeron cuatro salones en las antiguas facilidades, y más tarde, con la integración del servicio de comedores, se ampliaron las facilidades.

La Academia Central de San Sebastián tiene la gran satisfacción de ser apoyada no solo por la Iglesia Adventista, sino por este culto y pintoresco pueblo del interior de la isla; un pueblo cristiano que anhela la mejor educación para sus hijos. Que busca y anhela encontrar un lugar en el cual sus hijos puedan ser educados con principios cristianos y valores morales, a tono con lo establecido en todas nuestras instituciones educativas.

El desarrollo de la Academia nos llevó a tener un sueño. El sueño de salir con prontitud  de los predios de la Iglesia Adventista de Piedras Blancas, y construir un edificio propio,  en el cual nuestros hijos pudieran obtener una educación completa.  Buscar un terreno apropiado no era fácil. Esta tarea nos llevó varios años.  Muchos pensaban que la empresa era demasiado grande y costosa, y este detalle, en ocasiones, detenía el plan de edificar.

La necesidad se hizo imperiosa. En el año 1986, la Asociación Adventista del Oeste nos envió de pastor a Ira Nation, para que pastoreara el distrito de Piedras Blancas. Buscando la dirección del cielo, el Pastor Nation y la administración de la escuela, consiguieron los terrenos que hoy ubica a la nueva planta física.

El sueño de construir este moderno edificio volvió a tomar forma.  Se tomó un préstamo a Fideicomiso y se compraron las más de trece cuerdas de terreno, y se procedió hacer un plano de segregación para vender poco más de la mitad del terreno y así pagar la deuda, y tener algún dinero para comenzar la construcción.

El sueño de construir volvió a quedar en el olvido, ya que no aparecían compradores para los 13 solares que fueron segregados, quedando un remanente de cinco cuerdas para ubicar la nueva Academia. Los intereses del préstamo tomado habían ascendido a más de cuarenta mil dólares, adicionales a la deuda.

El Pastor Nation fue llamado como secretario ministerial, y fue sustituido por el pastor Louny Morales, el cual estuvo en este distrito del 1990 hasta el verano de 1991. Al pastor Morales le tocó trabajar con la construcción de la Iglesia de San Sebastián pueblo, por lo que la construcción de la Academia debía seguir esperando. Unos seis años habían transcurrido y lo único que ubicaba en los terrenos, era la maleza que crecía.

En el verano de 1991, el Pastor Ira Nation, como secretario ministerial, propuso a la administración de la Asociación del Oeste, que trasladaran al Pastor David Rodríguez del pueblo de Ponce donde pastoreaba, al distrito de Piedras Blancas, dado el hecho de contar con experiencia en el área de la construcción.

Al ver el desafío que tenía por delante, de vender los trece solares y luego emprender la tarea de la construcción del nuevo edificio, el pastor Rodríguez comenzó a buscar compradores, experimentando la bendición de vender todos los solares en menos de un año. De esa forma se pagó la deuda, y quedó un sobrante de poco más de cien mil dólares para iniciar la construcción.

Las Iglesias de la Federación Central, San Sebastián, Lares, y Las Marías, hicieron su aportación económica según sus recursos. El estimado de la construcción rondaba el millón de dólares.

Para Agosto de 1993, se inició la construcción, y los administradores de la Asociación del Oeste, delegaron al pastor David Rodríguez la responsabilidad de dicho desafío, siendo este el encargado del proyecto, y el hermano Nelson Sanabria, el maestro de obra, y como ingeniero supervisor, al señor José Luis García.

En dicha edificación se vieron milagros. En solo un año, se levantó ese gran edificio. Se había estimado que el proyecto tardaría unos tres años. Pero ya para el próximo curso escolar, la nueva Academia estaba operando con una matrícula duplicada, con un parque de pelota, y un parque infantil para los niños del nivel elemental.

Se construyó el nuevo edificio con solo cuatrocientos cincuenta mil dólares en su totalidad. El dinero para el pequeño parque infantil, fue donado por la señora Gisela Rivera de Liaw. Los columpios, los sube y baja, y todos los demás equipos del parque fueron confeccionados por el pastor David Rodríguez en los bajos de su casa.

Gracias a la bondad de los pastores de la Federación Central de ese tiempo, Rafael Pérez, Wilfredo Pérez, Jaime Mélendez, Miguel Rodríguez, Daniel Robles,  y Alejandro Santana, que contagiaron a sus feligreses, los cuales venían todos los domingos a dar mano de obra voluntaria. Hombres y mujeres, unidos al pastor David Rodríguez, el cual les asignaba trabajo todos los domingos, y estaba allí con ellos, se redujo el costo total del proyecto a menos de la mitad del estimado original.

Dos semanas antes de comenzar las clases de agosto de 1994 – mayo de 1995, solicitamos al ingeniero que nos consiguiera el permiso de construcción, y nos informó que se había equivocado, que en lugar de  tener permiso de construcción, lo que teníamos era permiso de segregación, y que ARPE nos castigaría por construir sin permiso. Así que, de inmediato el pastor David Rodríguez salió en la mañana del otro día a entrevistarse con el ingeniero de ARPE en Aguadilla, y se topó con la agradable sorpresa de ver que el ingeniero que dirigía esa agencia lo conocía, y le brindó toda la ayuda necesaria para que ese mismo día se le entregara a la Academia el permiso de construcción.

La semana antes de comenzar las clases, una madre de nombre Magaly, había conseguido que el alcalde de San Sebastián, honorable Justo Medina, asfaltara el camino de tierra que conducía a la Academia. El sábado antes de comenzar las clases, los administradores de la Asociación, encabezados por el pastor Fred Hernández que fungía como presidente, y el profesor Joe Justiniano que era el departamental de educación, hicieron una ceremonia de inauguración, y le colocaron un nuevo nombre a la Academia: “Academia Adventista Central Ramón Rivera Pérez”.

La razón por la cual se le dio este nombre, se debió a que el hermano Ramón Rivera Pérez, había administrado las finanzas de la Academia gratuitamente por muchos años. Ya para ese tiempo, el hermano Rivera Pérez estaba muy enfermo y la administración de la Asociación, dirigida por su presidente, el pastor Fred Hernández, honraron el servicio voluntario que realizara el hermano Ramón Rivera Pérez, a favor de la educación adventista.

Para el año 1998, el pastor David Rodríguez fue trasladado a la Iglesia de Bella Vista, por lo que su esposa, la señora Sylvia Nanette Rivera, fue también trasladada. Fue entonces que se nombró a la señora Milagros García como la segunda directora del nuevo plantel. En el año 2012, la junta administrativa de la Asociación, le pidió al señor Héctor Valentín, y al señor José Soto, que se hicieran cargo de la dirección de la Academia, resultando en que para agosto de 2014, el señor José Soto, quedó como director de la Academia hasta el día de hoy.

Bajo la administración del pastor Francisco Javier Vega, se construyó una moderna cancha en los predios de esas cinco cuerdas. Dicha academia le sirve a toda la Federación Central para uso de reuniones juveniles, actividades sociales, y por supuesto, el uso diverso que hacen los estudiantes en horas de clase.

Nuestros servicios se han ampliado. Contamos hoy con una biblioteca, un centro de cómputos (laboratorio de computadoras) y laboratorio de ciencias. Se ofrecen también  servicios de capellanía a medio tiempo porque el ambiente espiritual  es la razón de  ser  de todas nuestras  academias.

No sólo servimos a los padres y familiares de nuestros estudiantes,  nos esmeramos porque los estudiantes nunca olviden lo que hemos hecho  con ellos a favor de los necesitados: visitar  los centros de cuidado para ancianos, visitar hogares de niños que necesitan amor y respaldo. Estos son programas sociales donde vamos con nuestros niños y jóvenes  a cantarles con alegría y regocijo y llevarles esperanza y artículos de primera necesidad  como del mismo modo uno que otro regalito. Así mismo ayudamos  a las familias pobres de nuestra vecindad. Todas las iglesias del área han sido visitadas por la academia que lleva programas y mensajes de esperanza. Ya es una costumbre entre nosotros. Hemos logrado implementar  programas, tales como, concursos bíblicos, y talleres de oratoria sagrada para niños predicadores.

Tenemos una escuela para padres dónde les ofrecemos una serie de estrategias y herramientas para lograr ser los mejores padres de Puerto Rico, y ayudarles en la educación de sus hijos. Hemos ofrecido clases de computadora para la comunidad adulta y servicios de repasos para el examen del College Board para estudiantes de San Sebastián, y pueblos limítrofes. Todo esto lo hemos logrado, gracias  a un grupo de personas iluminadas por el Espíritu de Dios para ayudar a engrandecer su bendita obra. Además, se han dado  conferencias y talleres sobre la integración de la fe cristiana y los valores morales.

Hemos querido resaltar nuestra  enseñanza al brindar  la orientación y aplicar la filosofía, misión y visión de la escuela en el desarrollo de las clases.  Hemos establecidoel programa bilingüe del Kínder al cuarto grado. Estamos desarrollando un clima de diálogo, buena comunicación y compromiso de trabajo con el personal de la institución. Queremos promover  un clima de buena comunicación con los estudiantes y padres, la asistencia y participación de los cultos de la academia. Los clubes de  historia, español, ambiente y ciencias permanecen activos cada año. Nuestra biblioteca, si no es la mejor, está dentro del grupo de las mejores, brinda servicios con una bibliotecaria a tiempo completo. Se han aumentado las colecciones de libros, enciclopedias y libros de la Sra. White, CD’S educativos y revistas.

Las áreas verdes de la academia nos permiten disfrutar de unambiente escolar sano. Por otra parte, la tecnología nos permite  tener un sistema contable computadorizado y un sistema de pago a través del banco, un presupuesto estable dentro de los parámetros requeridos. Contamos con la instalación de Internet en el salón de computadoras con un maestro preparado en esta área. Hoy todo es entusiasmo y una contagiosa  alegría. La cancha bajo techo, un centro juvenil, es aliciente para la juventud de todo San Sebastián. Aún tenemos mucho por hacer. La ayuda de todos con un buen trabajo de equipo es necesaria y muy significativa.

Debe ser este un momento de expresar nuestro reconocimiento y gratitud para todos. Damos las gracias y alabanzas a nuestro Dios por lo que ha hecho en el querido pueblo de San Sebastián.

Gracias le damos a Dios por sus inmensurables bendiciones. Gracias a los administradores de la Asociación Adventista del Oeste de Puerto Rico, pastores  Fred Hernández,  Javier Vega, Louny Morales, y un destacado líder pepiniano, nuestro querido pastor David Rodríguez quien se esforzó por dar lo mejor para nuestra academia, y bajo su liderazgo pastoral se construyó el nuevo edificio. También a su dinámica y  gentil  esposa Silvia Nanette Rivera, quien fue la primera en ocupar la silla de directora en la nueva Academia. Gracias también a la Administración Municipal y a su alcalde, Justo Medina Estévez, a las oficinas de gobierno que intervinieron con este proyecto escolar, al ingeniero y diseñador de este monumento educativo, José Luis García, a los padres, niños, ancianos, maestros, directores… ¡A todos… gracias! ¡Muchas gracias!

¡Esperamos, con la ayuda de Dios,   seguir adelante cumpliendo con el propósito de nuestro Creador  y noble educador, Cristo Jesús!